viernes, 25 de marzo de 2016

La Apertura a la Globalización

La Apertura del país a la Comunidad Internacional representa un gran reto y también un gran riesgo.

Esto ha ocurrido muchas veces con muchos países del mundo; las naciones emergentes como la nuestra son siempre las más vulnerables.


Las naciones emergentes han tenido mucho miedo de ser avasalladas por las naciones poderosas.
Algunas sociedades son capaces de establecer su propia consciencia, habilidad y cooperación hasta un punto en que pueden equilibrar las influencias exteriores y establecer una presencia y posición en la Gran Comunidad de Naciones, pero muchos pueblos caen bajo el control e influencia de esos poderes externos y se ven incapacitados para defender sus intereses.
Este riesgo incita a un considerable miedo y quizá rechazo o confusión, y hay muy poca gente consciente de la situación tal como realmente es.
Ni siquiera la gente más versada en el tema tiene la posición ventajosa desde donde ver claramente la situación, y entonces apuestas (casi ciegamente) por adoptar una postura esperanzadora y optimista, dando a este gran fenómeno un significado tan positivo como pueden.

La Gran Comunidad Mundial es un ambiente muy competitivo, un ambiente difícil. Para hacer frente a esta coyuntura es preciso desarrollar una espiritualidad avanzada, ser austero y frugal, y muy habilidoso para sacar provecho de los recursos con discreción y economía. Parece que es aconsejable aislarse discretamente de la Gran Comunidad Global. No buscan comercio. No pretenden influenciar ni colonizar a otras naciones o enfrascarse en el muy complejo arreglo de las relaciones que son establecidas para el mutuo negocio y beneficio. En vez de esto, los avanzados espiritualmente, procuran permanecer ocultos.  
Sepan que si los poderosos nos traicionan, si para ayudarnos nos hacen firmar papeles de renuncia a nuestra soberanía y a nuestros intereses debemos multiplicar nuestra lucidez para mantenernos vigilantes y guardianes.