miércoles, 18 de febrero de 2015

Somos un país 'bananero'

Nuestro país adolece de bajo nivel de civilización; se manifiesta en todas las áreas y rubros.
Desde la equivocada y manipuladora idea de la productividad en las empresas, la ineficiencia, el mal servicio y el cinismo de sus ejecutivos y que después agarra camino por las calles para tomar bríos entre la corrupción policial, la de la burocracia, la ferocidad de la delincuencia y que manifiesta su clímax en la cultura del sacar partido imoral, sobre la que políticos de todos los colores y denominaciones se hacen de riquezas de dudosa procedencia, lujos y cuentas bancarias en Suiza.

Esta conducta y procedimiento repulsivo lo impregna todo.

¿Cómo corregirlo?

- Mediante el pleno desarrollo de la individualidad, de la personalidad; reconocer nuestras propias fallas es uno de los principios de madurez más sólidos que puedan existir.

-  No importa si lo que se expresa no es lo correcto, deberíamos todos tener la apertura y la claridad para permitirnos expresarnos, y a su vez que todo aquel que tenga algo que aportar, lo haga sin medida.
-  Aprender a trabajar con la comunidad por la comunidad, con el apoyo de todos y por todos, en un mundo en el que los detalles son tan significativos.

Cuando se pretende inculcar, estos son los resultados.
Nadie puede enseñar a otro, aunque si puede estimularlo para que aprenda por él mismo.


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