A nivel planetario, nacional e individual se siente la necesidad de un cambio. Pero ese cambio ha de hacerse a nivel mental.
Ningún objetivo o proyecto ha de estar por encima del respeto por la biodiversidad, el medio ambiente, los suelos, el aire y el agua y los talentos humanos.
Hasta ahora se destruye el Amazonas y se contaminan las aguas con cianuro porque la mira, el foco, está puesto en lo mundano, la riqueza, los autobeneficios, las ventajas.
El nuevo pensamiento es que no nos pertenecemos, y los recursos no nos pertenecen.
Esta nueva idea fuerza nos hará decir discursos diferentes, donde el 'yo' no sea mencionado. Y los nuevos discursos, por consecuencia, nos impulsarán a actuar diferente. Estas nuevas conductas se consolidarán en nuevos hábitos.
Los hábitos llevan implícitos valores.
Al sostener nuevos valores, respetuosos de lo otro natural, el destino de los pueblos será diferente.
Presumir y prosperar dentro de este orden que hay que desarraigar, es deshonesto, y la deshonestidad en política cobra vidas y destinos.
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