Para fortalecer la propia posición se emplea la técnica de hacer convenios con los Yacuruna, que son personas que encabezan asociaciones, agrupaciones e instituciones, o sea, que ya tienen "poder", que mandan sobre un grupo de personas.
Esta gente hace obstentación de "poder"; se trasladan por los ríos y quebradas y entran en las
cochas montados en enormes cocodrilos “lagarto negro”; cuando viajan se
adornan con cinturones y collares de feroces boas negras y van calzados con
cascos de tortugas de taricayas o charapas.
Son similares a los tsunki o tsungi, los hombres o mujeres serpientes de otros mitos.
Los Yacuruna dan la apariencia de personas muy inteligentes, capaces, respetables, etc. Usando
poderes mágicos engañan a los
inocentes, seduciéndolos; una vez que han
caído en sus hechizos los manipulan y dominan, y nunca se descuida.
Este maléfico apetito enfermizo de los yacuruna es el que tiene postrernadas a nuestras sociedades.
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